domingo, 12 de septiembre de 2010

RELATOS DE BRUJAS

RELATOS DE BRUJAS

Las brujas que chupan a las personas


Una vez venía yo del ejido, montado en un burro pardo, con unos lazos
nuevos, y cuando me emparejé con unas torres viejas de la hacienda,
pasó chiflando un animal de ésos, una bruja. Entonces me acordé yo de
los lazos nuevos del burro, y que me bajo y se los quito. Porque para
atraparlas se necesita hacer un nudo por cada una de las doce verdades
del mundo, y hay que decirlas primero, y luego, al revés. Y entonces ya
dije todo eso y cuando iba a terminar se oyó un zumbido de algo que
bajaba y un golpe, como si dejaran caer unos petates, y fue que alcancé
a rezar completo y la bruja no llegó hasta donde yo estaba y cayó en los
mezquites.
Otras veces, las brujas lo alcanzan a uno, y como son animales que
andan volando mucho por aquí, la gente les teme, porque si lo alcanzan
a uno, lo tumban y lo chupan y le sacan unos moretones muy grandes,
pero no se siente nada, porque queda uno como desmayado. Una vez
que andaba distraído, con un hermano mío, estábamos aquí cerca, en la
noche, platicando, cuando oímos el ruido. Pero ya la teníamos encima y
ahí quedamos tirados hasta la madrugada. Y las marcas duran bastante
tiempo.
Timoteo Zapata Huerta, 74 años, campesino, Venado,
S. L. P., 25 de julio de 1994.

-------------------------------------CORPORACION PHANTOM---------------------------------------

Las brujas I

Esto le sucedió a mi familia, yo todavía no nacía. Vivían mis papás en
casa de mi abuelito, en un jacalito cerca de aquí. Ellos tenían una niñita
de unos meses. Entonces pasó, como dicen que pasa donde hay niños
muy pequeños: vienen las brujas por los tres primeros días de cada mes.
Y entonces esos días tienen que velar al niño para que no le pase nada.
Mi papá ya había oído un animal que se arrastraba y que aleteaba, como
un guajolote, pero con alas de petate. Pero no había pasado nada, y, ya
para la tercera noche, a mi papá y a mi mamá los dominó el sueño y se
quedaron dormidos. Y a la mañana vieron que la niñita ya estaba muerta
y tenía sus deditos morados, porque de ahí los chupan las brujas. Por
eso, siempre que hay niños chiquitos, la gente los cuida, cada mes, tres
noches seguidas, para que no lleguen a llevárselos.
Josefina Velázquez, 40 años, campesina, Venado,
S. L. P., 26 de julio de 1994

---------------------------------------CORPORACION PHANTOM-------------------------------------

Las brujas II

Esto sucedió allá por las minas, en un lugar que le dicen Las Cruces.
Dicen que iban caminando dos hombres y vieron, por allá, una luz, y
que uno dijo: “Mira, allá va una bruja, vamos agarrándola”. Y entonces
se quitaron las fajas y comenzaron a rezar y a echar nudos. Y así iban. Y
después de caminar un rato, ya que estaban como a cien metros de la
luz, uno dijo que ya no podía seguir, y el otro le preguntó: “¿Te sabes las
doce verdades del mundo?” “Sí, dijo el otro, ya bien preocupado”. “Pues
contéstamelas”, le dijo a su amigo. Y así siguieron caminando, pero como
a unos veinte metros después, cayó el que había dicho que ya no podía,
y se apagó la luz. El otro amigo pensó: “Éste ya valió”;7 pero rápido se
acercó y sacó el cuchillo y se lo enterró al animal aquel. Y hundió bien el
puñal y salieron chispas de luz. Entonces el hombre siguió caminando y
seguía soltando nudos, por si había otra. Y, en eso, oyó algo que se movía
atrás y volteó, y era su compañero, que todavía estaba vivo y se había
salvado porque él atacó rápido a la bruja.
Muy seguido se ven las luces de las brujas volando. Y la gente le teme
a pasar por ahí, en la noche, y nunca se meten con ellas, como estos
hombres que por poco y ahí se quedan.
Francisco Cortez, 87 años, campesino, Ejido La
Labor de la Cruz, Municipio Charcas, S. L. P., 27
de julio de 1994.

-----------------------------------------CORPORACION PHANTOM-----------------------------------

La bruja y el nagual

Por aquí, donde está el molino viejo, dicen que es muy peligroso pasar
en las noches que cambian las estaciones, porque quedan todavía las
ánimas de una bruja y un nagual que se pelearon hace mucho tiempo.
En el tiempo que todavía no había ni el molino viejo, sino que era como
un almacén de una hacienda más antigua, cuentan que, una vez, esos
dos animales se pelearon tanto, que la bruja acabó por comerse al nagual.
Y desde entonces, por aquí las brujas hacen más daño, porque uno
no las reconoce, pues se pueden transformar en nagual y en mujer y
nomás se le dejan venir a uno encima y no da tiempo de decir nada.
A mi bisabuelo le sucedió, eso me decía mi abuela, porque ella lo vio.
Su papá iba caminando, y ella había salido a esperarlo a la puerta y lo
vio de lejos que ya venía. Y en eso pasó una señora que lo saludó muy
amable y que siguió caminando, y, de pronto, oyó unos ruidos y vio
cómo su papá, que ya venía, se estaba retorciendo en el piso, como peleando
con algo. Y cuando se quedó tirado, salió corriendo como un
coyote, que es el nagual; pero decía mi abuela que todos eran la misma
bruja. Y ha habido otros casos; por eso hicieron el molino nuevo, porque
nadie quería venir hasta acá al amanecer, cuando todavía está oscuro.
Juana López Murguía, 59 años, molinera, Cedral,
S. L. P., 30 de julio de 1994.

---------------------------------------CORPORACION PHANTOM-------------------------------------

La Yusca

Unos dicen que era una mujer que se volvió bruja, y otros dicen que no,
que es una bruja, pero que también se aparece como mujer. Pero aquí la
vemos siempre en forma de señora con rebozo. Dicen que un día, al
principio de ella, como era bruja, tenía que hacer unos trabajos volando;
entonces se quitó sus ojos y los escondió en un agujerito que hay en la
pared de afuera de la iglesia. Y ella se puso unos ojos de tenamaste,9
para poder ver bien en la noche. Y cuando volvió de su trabajo, ya no
encontró sus ojos y se quedó con esos que son como ojos de gato. Y por
eso, de día anda por ahí sin poder ver nada: camina con un bordón y
nomás anda tanteando el camino; pero en las noches camina rete bien. Y
siempre va con una canastita para pedir limosna y un rebozo. Y aparece
en todos los velorios, como si viera a los muertos, porque nadie le avisa
que hay muertito, y de repente aparece la Yusca en el velorio y le canta
en persona a los difuntos. Y luego, ya que se va a hacer de día, se va otra
vez. Y nadie le dice nada, yo creo que porque no hace daño.
Enriqueta Rojas Morales, 70 años, La Estancia,
Cedral, S. L. P., 30 de julio de 1994.

No hay comentarios :

Publicar un comentario