martes, 23 de mayo de 2017

MUJER MANIQUÍ


En 1972, una mujer apareció en el hospital Cedar Senai en un vestido blanco cubierto de sangre. Esto no debía ser demasiado sorprendente, la gente solía tener accidentes cerca del hospital y recurrían al Senai para la asistencia médica.

Pero, había dos cosas que causaron a la gente el deseo de vomitar y escapar de terror. El primero, es que ella no era exactamente un ser humano. Era algo parecido a un maniquí, pero tenía la destreza y la fluidez de un ser humano normal. Su cara era tan impecable como los maniquíes. La segunda razón por la cual la gente vomitaba de terror, era porque tenía un gatito apretado en medio sus dientes, su mandíbula apretaba de una manera tan fuerte al pequeño felino al punto en el que ningún diente podía ser visto. La sangre salía a chorro hacia fuera sobre su vestido y en el piso. Entonces lo sacó de su boca, lo abandonó y se desmayó.

A partir de ese momento, ella fue tomada a un espacio aislado del hospital y fue limpiada antes de ser preparada para la anestesia; ella se mostraba completamente tranquila, inexpresiva e inmóvil. Los doctores lo habían pensado mejor y llamaron a las autoridades para poder investigar y ella no protestó. Ellos eran incapaces de conseguir cualquier clase de respuesta de su parte y la mayoría de los empleados se sintieron demasiado incómodos para mirarla directamente. Pero cuando el personal intentó darle el calmante, ella se defendió con una fuerza sobrenatural.


Cuando quisieron controlarla ella solamente se rió. En cuanto lo hizo, una enfermera comenzó a gritar y se quedó en shock, se desmayó; ya que en la boca de la mujer no habían dientes humanos, solo unos puntos largos y agudos.

Era tanto el tiempo que la mujer tenia los dientes así que al incrustárselos en sus labios no sentía ningún dolor; el doctor la miró fijamente durante un momento. Ella se liberó de los doctores que aun la sostenían espantados, todavía sonriendo atacando al doctor y hundiendo sus dientes en la yugular. Casi todo el personal murió ese día y la única enfermera que sobrevivió a aquella tragedia la llamó “La inexpresiva” y jamás se volvió a saber de ella.

FUENTE: http://www.lifeboxset.com

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